viernes, 7 de diciembre de 2012

Perros de Rescate


   Hoy nuestro reconocimiento es para los perros de rescate. Los que se dedican a arriesgar su vida por nosotros "profesionalmente".

 
   
 A pesar de los avances tecnológicos el perro sigue siendo irreemplazable en funciones como lazarillo para ciegos, como infalibles detectores de estupefacientes, sustancias peligrosas o explosivas y también como rastreador en la búsqueda de personas extraviadas o, tras atentados y derrumbes de diverso origen, especialista en hallazgo de víctimas sepultadas por los escombros.
 La intervención de canes adiestrados, junto a sus conductores socorristas, ha permitido el salvamento de quienes sufrieran las consecuencias de terremotos y maremotos, huracanes y ventiscas, aludes, derrumbamientos naturales o provocados, tras la caída de edificios, puentes, colisiones de ferrocarril, explosiones de minas, derrapes de túneles y otros accidentes subterráneos, y a nivel de superficie, encontrar a seres perdidos en descampados, bosque, grutas, u ocultos, rehenes de secuestros.
 Aún no hay perceptores mecánicos, electrónicos, quimio-térmicos, etc. que superen la detección canina, no sólo por su capacidad olfativa y la de discriminar sonidos, sino por la velocidad empleada para descubrir a sepultados, al contar con un comodín, la intuición, virtud carente en aparatos y máquinas. Naturalmente que esta intuición consiste en la suma de receptores, en la fineza de sentidos fisiológicos, pero aquí participa algo faltante en la máquina detectora: la voluntad e, inclusive, el empecinamiento perruno..., el insistir caprichoso, lúdico, afectivo, cosa prohibida a los instrumentos mecánicos.














 He aquí una comprobación surgida del socorrismo en aludes: mientras que un equipo de diez técnicos dotados con instrumental tecnológico avanzado cubre un área de una hectárea en 70 minutos, en igual superficie, un perro precisa sólo 10 minutos y su eficacia suele ser mayor. Tratándose de búsqueda bajo escombros (derrumbes) la experiencia arroja el siguiente promedio comparativo: en 5 minutos un can de rescate consigue cubrir 100 metros cuadrados; el hombre, valiéndose de instrumental, y con suerte, necesita de 45 minutos...Ni que decir, el factor tiempo, textualmente, será de vital importancia al producirse este tipo de catástrofes.

 Valga una acotación del técnico Enzo Vezzoli: "Además, ningún aparato, hasta hoy, detecta personas muertas; y para los parientes y deudos, el poder velar y despedirse de las víctimas, con el cuerpo presente, los ayuda a asumir el doloroso trance, porque a un desaparecido ni siquiera se le llora". 




 










 Lo sucedido cuando el terremoto de Kobe, Japón (país cuya tecnología rodea el milagro) fue concluyente ya que se requirió el auxilio de brigadas de perros de rescate; que, por no disponerse a raíz de la ultramodernidad nipona tuvieron que llevarlos desde Suiza e Italia. Los japoneses admiten que nunca un detector mecánico hubiera procedido con la actitud amorosa de los perros socorristas. 





















 Todas las razas sirven, incluidos los "cruzados". La experiencia, sin embargo, aconseja ejemplares de buen olfato, dóciles, de estructura mediana o grande (aunque en algunos casos los perros pequeños son capaces de llegar a lugares inaccesibles para los grandes), preferentemente machos y, condición rigurosa, sanos y sin castrar, por razones que se puntualizan después. Tal vez la única ventaja de un perro de pura raza es la predictibilidad de comportamiento y de posibles enfermedades. El dobermann, el american cocker spaniel, el springer spaniel, el labrador, el saint hubert, el dálmata, diversos mestizos de spaniel, el San Bernardo, el wachtelhund, el grosser schweizerhund y otros.





  









 Cualquiera que sea la raza, el perro aventaja a la tecnología más moderna. En una prueba reciente, mientras con instrumental técnico verificado se localizó el figurante hasta un máximo de 5 metros de profundidad, en condiciones idénticas los perros lograron ubicarlo a 8 y hasta 10 metros bajo la superficie. Y además, en menor tiempo que los detectores.
 Ya con una vida humana salvada la misión está cumplida. 

               Por todo ello: GRACIAS AMIGOS PELUDOS. 



            Basado en el artículo de Sergio Grodsinsky  publicado en la Revista Perros en Acción, Año 1 Nº 2 1995 (Vor@us Perros de utilidad
             

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